domingo, 3 de octubre de 2010

El sentido pierde la razón al balbucear tu figura...

Tu figura estaba marcada finamente por las sábanas delgadas. Eras como una escultura inconclusa de mármol que sobresale de la nada creadora.

Blanca sábana, blanca tu piel, leche clara, pelo de miel.

El pasarte los dedos por tus dos pieles era conocer la realidad del tacto. Escuchaba tu respiración como una canción hipnotizante que me persuadían a dormir para siempre y renunciar a todos. Callar por siglos, callar hablando como parar andando. El sentido pierde la razón al balbucear tu figura decorada con pistas de un mapa que irremediablemente lleva hacia la locura.

Y de pronto salí de allí y llegó el silencio ensordecedor. Calles exteriores habitadas por sombras que huyen de los pasos seguros. Caminatas nocturnas en medio del todo solitario. Gemidos de orgasmos en plena calle. Lubricante derramado por las rocas de las esquinas frías de un lugar apartado en una esquina del lago viejo e inmenso. Agua de lago lleno de sangre de holocausto de antaño. Si se pone atención, a lo lejos en las noches, se escuchan gritos como canciones armónicas de dolor. Muerte y muerte, aquí, en este lago eso es.

Calles interiores impregnadas de dolor, paredes trémulas de miedo a caer en el olvido, al desintegrarse una a una con la fuerza del sordo poderoso.

Callamos durante años y las cosas inhumanas seguían pasando. Saciaban su hambre con los pedazos de dignidad que brotaban a cuentagotas por la tierra fértil. Esas cataratas engañaban de sobremanera, atascaban los ojos con ideas agudas que sólo tapaban con un dedo el sol arrollador.

¿A dónde ir? Nos preguntábamos uno a uno al ir barriendo pensamientos. Sacudiendo imposiciones y purificando actitudes.

Y ellos vomitaban adornos cautelosamente para que no los notáramos. Colores difusos distraen los sentidos. Sacudiendo objetos, minando mentiras y bebiendo dulce cicuta.

Y en medio de todo esto: tu voz, sonoro alimento de compasión. Habitad de la utopía, refugio del paria y descanso mío. Sacúdeme la realidad y muéstrame los verdaderos colores.

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