miércoles, 30 de junio de 2010

Yo los vi ataviados con consignas



"¡No hay justicia para los pobres en América!

... ¡Oh, compañeros míos, continuad vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran causa de la libertad y de la justicia para todos! ¡Este horror debe terminar! Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. Muero como mueren todos los anarquistas, altivamente, protestando hasta lo último contra la injusticia.

... ¡Por eso muero y estoy orgulloso de ello! No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruida..."

Nicola Sacco (1891-1927)

De niño yo los vi pasar frente a mi,
yo los vi ataviados con consignas
y cargando sus enormes banderas negras.

Creo que ya no somos los mismos,
tenemos otras caras pero los mismos dolores.
Unos ríen y nos escupen,
otros callan y pasan agachados.

-¿Hasta cuando aguantaremos?-
Me dijo esa anciana frente al parque.
Me miraba las orejas y
exploraba mis respuestas.

Yo a veces pienso que nacimos cansados,
que crecimos hartos
y que moriremos insatisfechos.

-No hay otra salida para nosotros-
Él me lo dijo antes de morir.
Lo obligaron a dejar de respirar.
Le dispararon por ser digno,
lo mataron por amar demasiado a su mujer e hijos.

Yo a veces pienso que nada ha valido la pena,
a veces siento que me arrastro
entre el lodo con un traje blanco.

Abigail cree que somos especiales,
que merecemos vivir en paz
-Los que no hacen daño merecen vivir en paz-
me dice mientras coloca su cabeza en mi pecho
y yo enredo mi dedo en sus chinos rojos,
imaginándola descalza caminando al lado de un río.

Yo a veces creo que soy un pesimista.
Hace poco platiqué bajo la sombra de un árbol
con ese sabio Gringo Viejo
y me dijo fehacientemente
al mirarme a los ojos:
-Sin duda venceremos Adolfo-
Yo solo le sonreí y me sentí menos por no creer en ello.

Me duele tanto vivir entre ellos,
me ha afectado vivir entre ellos,
que creo que por fin me han vencido...

domingo, 20 de junio de 2010

Dai monti di Sarzana - Canti Anarchici Di Pietro Gori




De los montes de Sarzana-Dai monti di Sarzana

Momentos de pasión,/ Momenti di passione,
días de dolor./ Giornate di dolore
Te escribo, querida madre,/ Ti scrivo, cara mamma,
mañana es la acción/  Domani c’è l’azione
y a la Brigada Negra/ E la Brigata Nera
la haremos morir.// Noi la farem morir.

De los montes de Sarzana/ Dai Monti di Sarzana
un día bajaremos,/ Un dì discenderemo,
alerta, Partisanos/ All’erta, Partigiani
del batallón “Lucetti”.// Del battaglion "Lucetti"

El batallón “Lucetti”/ Il battaglion "Lucetti"
son libertarios y nada más,/ Son libertari e nulla più,
¡Coraje y siempre adelante!/ Coraggio e sempre avanti!
La muerte y nada más.// La morte e nulla più.

Bomba y cañones/ Bombardano i cannoni
de la Sarzanas montañas/ dai monti sarzanesi
alerta, Partisanos/ All’erta, Partigiani
del batallón “Lucetti”.// Del battaglion "Lucetti"

Más fuerte será el grito/ Più forte sarà il grido
que saldrá de allí,/ Che salirà lassù,
fieles a Pietro Gori/ Fedeli a Pietro Gori
bajaremos. Noi scenderemo giù.

sábado, 5 de junio de 2010

El cigarrillo le pesa como plomo.

¿Qué es lo que debería pensar un hombre en el caso de que tuviera que pensar forzosamente en algo?

En la esquina de la cama del hotel.
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El cigarrillo le pesa como plomo. El sabor del alcohol de la noche anterior está como incrustado en sus mejillas interiores. Los ecos de los gemidos entremezclados con la música rápida y brutal son cosas que no puede sacarse. El cigarrillo lo marea con cada fumada, pero no puede dejar de sentirlo en su interior.

Al fondo, se escucha la regadera que cubre con agua caliente un cuerpo satisfecho, por fin,  de lujuria.
Las ventanas cerradas impiden el descifrar si allá afuera hace el calor tremendo cotidiano o, por pura suerte, el día está nublado y se propagan esos segundos de leve oscuridad.

Toma su teléfono, revisa los mensajes que recibió la noche anterior en medio del bullicio y el desconcierto total. Lee uno a uno pausadamente y revisa, inmediatamente, sus respuestas mandadas. Hay mucho de que arrepentirse.

Las huellas de lo sucedido están desperdigadas por toda la habitación. La ropa interior de ella está de su lado de la cama. Colores diversos en la ropa frágil que muchas veces le han ocultado la suave piel. Pero por fin la tuvo de nuevo. Esa sensación de poseerla una y ora vez durante toda la noche es algo que le llena, igualmente, de satisfacción y pretensión.

Los restos de cigarrillo, de envases de cerveza, y de cobijas en el suelo, son la prueba de que lo sucedido en la noche, no le fue un sueño húmedo.

Y de pronto la puerta del baño se abrió y salió inmediatamente, como buscando la libertad de un cuerpo joven, la nube de vapor que estaba enclaustrada allí dentro. Ella apareció desnuda y avanzó altiva hacia la cama. Lo miró de reojo e inmediatamente, se supo la mujer más hermosa del mundo.

Partieron de allí dos horas después en medio de un calor abrasador.