jueves, 24 de septiembre de 2009

Amanece en la Ciudad.


 23 de enero del 2006.

"No sacrifiquéis la felicidad de hoy a la felicidad futura. Disfrutad del momento, evitad toda unión de matrimonio o de interés que no satisfaga vuestras pasiones desde el mismo instante. ¿Por qué ibais a luchar por la felicidad futura, si ella sobrepasará vuestros deseos, y no tendréis en el orden combinado más que un solo displacer, el de no poder doblar la longitud de los días, a fin de dar abasto al inmenso círculo de goces que deberéis recorrer?".

Charles Fourier. Aviso a los Civilizados respecto a la próxima Metamorfosis Social.

¡Deja de gritar! Le dice el joven a su mujer mientras la toma del pelo y le jala la cabeza tan fuertemente que la chica sólo se muerde los labios y susurra diciéndole que nunca existió aquel hombre con el cual, cuentan los chismes de voces de los vecinos, lo engañó al dejarlo entrar un día por la tarde y quedarse por toda la noche mientras él trabajaba en el turno de la noche.

¡No me interesan tus respuestas! Ya lo había imaginado desde hace mucho, -esto le grita a la joven ante el desinterés de los pequeños niños- desde que te conocí que me cegó tu pinché cuerpo de zorra que nunca se pudo estar quieto ¡no es así!

La chica ya no respondió las injurias, pues ya sabía que una mujer –según el hombre y por desgracia también muchas mujeres-, como en muchos otros asuntos, nunca tiene la razón, y todo en este mundo le da la espalda porque la boba sociedad así nos hace.

La vecindad donde vivía esta pareja de jóvenes nuevamente se dejaba envolver por gritos de ignorancia y murmullos de injusticia, por cierto, los vecinos sólo se desesperaban porque no los dejaban dormir.

-¡Ésa chamaca otra vez metió a otro!-

-¡Hasta que la maten se va a calmar!- Se dejaban oír estos comentarios tras paredes mientras el frío arreciaba y se mostraba como es realmente cuando encuentra un lugar que se preste: mortífero e infame.

Exhausto, el chico, decide soltarla de los hombros y ella, inmediatamente, sale corriendo y se encierra en el único lugar que la puede salvar por el momento: el baño. Él le patea la puerta gritándole que mañana mismo se larga con una mujer que cuide bien a sus hijos y no esté solamente pensando en acostarse con todos los pinches hombres.

Entonces, de súbito, la chica salta de furia para salir y encarar esta absurda amenaza, pero, al instante, cae desmayada por el esfuerzo físico y, sobretodo, psicológico al que se vio sometida toda la noche.

Amanece en la ciudad y la chica abre los ojos por el llanto producido por uno de sus hijos que está sentado en la cama pidiendo a gritos a su papito que se había dio a la primera hora de la mañana seguramente bien perfumadito y con la loción aplicada al por mayor. Entonces nuestra joven lo toma entre sus brazos y por su mente pasa el darle un jalón como reprimenda por lo que acaba de decir, pero desiste y de un impulso sorprendente la abraza, cayendo juntas a la cama y, soltándose en llanto, pidiéndole a dios que hoy él no llegue enojado...

1 comentario:

Rose dijo...

Que decir creo que esto no solo lo eh visto o escuchado en la ciudad mmm mas bien son cosas de la vida o en mi vecindario de chiquilla eran cosas rutinarias puesto que cada sabado el vecino le pegaba a su mujer por andar de regalada aunque igual asi comia el muy tarado con lo que ganaba haciendo tan vergonzozo trabajo.En fin muy interesante y te cuento algo comico hace tiempos en mi infancia criamos en la "llorona" osea aquel dichoso espiritu o espanto de mujer que lloraba y vagaba por sus hijos. y una vez cuando chika jure escucharla en las afueras de mi casa en el pequeno pueblo de mis padres. pero al proximo dia me percarte al entender que eran los llantos de la vecina porque el marido llego borracho y les estaba entrando a madrazos ja ja ja ja .
saludos eh ;)